lunes, 19 de septiembre de 2011

HISTORIA CULTURAL Y EDUCACION: EL DESQUITE DE LA MEMORIA

Memorias de la violencia política y narrativa testimonial:
 Lecturas desde la historia cultural de la educación
Profesora: Martha Cecilia Herrera
Grupo de investigación Educación y Cultura Política
Universidad Pedagógica Nacional.
Historia, el problema del conocimiento y la nueva historia cultural de la escolarización: una introducción. Popkewitz, Franklin, Pereyra. Historia cultural y educación. Ensayos críticos sobre conocimiento y escolarización.

El texto que leemos hoy es una introducción a Historia cultural y educación. Ensayos críticos sobre conocimiento y escolarización (2003). En él entran en tensión tres conceptos: “historia” –“conocimiento” – “historia cultural”. Su análisis aporta elementos para el debate de la educación y la escolarización.
Ante todo el texto apunta a deslindar lo que los autores entienden por “historia cultural”; para ello se hace necesario abordar dos nociones: “historia” y “conocimiento”. En el subyace una discusión con ciertas formas de hacer historia, una discusión con el positivismo y una forma de matizar las propuestas llamadas “postmodernas”.  (3:57)



¿Qué introduce la historia en nosotros? Esta pregunta puede entregarnos criterios para caracterizar lo que estos autores entienden por “historia”: si la entendemos como una “representación fiable del pasado” y que nos dirige hacia un final milenario estamos ante una historia “vacía”. Si en cambio ella introduce en nosotros algo “efectivo” es decir, introduce un drama, divide nuestras emociones, desarraiga nuestros fundamentos, perturba nuestra continuidad, introduce un recorte, entonces estamos ante una historia “efectiva”. Esta última parece ser la búsqueda de nuestros autores.


Este trabajo pone en suspenso la historia “vacía”. Se opone pues a la forma de hacer historia en el mundo antiguo y medieval como también a lo que llama el “historicismo” moderno,  “que asume que cada generación hará la historia de nuevo y tendrá necesidad de reescribirla. Las cosmologías antiguas y medievales concibieron un universo cerrado en la que no permitía que nada nuevo o poco familiar se hiciera real. Pero el historicismo moderno reconfiguró la realidad  a través de un cambio en el concepto de tiempo, lo que permitió establecer análisis sobre la diferencia y el cambio continuo” (2007; pág.19).  Hay en la historia moderna la aspiración perpetua a la novedad, el progreso y la continuidad. En cambio, La historia como comprensión del presente es una historia cultural. Una crítica del presente “que deja disponible para su escrutinio y revisión, su producción de memoria colectivas” (2007; pág. 17)



     HISTORIA CULTURAL:

La historia del presente es llamada “historia cultural”. Se sustenta en la afirmación de que la historia se ha presentado como una ordenación de la razón a partir de unas reglas, que producen un sistema de representación. De esta manera se legitima y se ordena determinados saberes,  como también modos de entender el mundo y se sustentan principios de acción: “los sistemas de conocimiento organizan nuestro ser en el mundo, a través de la construcción de reglas de razón, la ordenación de los objetos de reflexión y los principios para la acción y la participación” (2007; pág.17).

Pero la historia cultural se presenta de una “forma nueva” (pág. 16), distinta a “una historia “vacía”: es una implicación crítica; dirían nuestros autores que hay una “historia detrás de la historia” que es preciso desentrañar.



·    Pero la historia cultural se presenta de una “forma nueva” (pág. 16), distinta a “una historia “vacía”: es una implicación crítica; dirían nuestros autores que hay una “historia detrás de la historia” que es preciso desentrañar.  También es nueva en sentido que no se inscribe ni en la historia social de 1960 (los Annales); ni en los debates postestructuralistas de los 70.

Los Annales acercó la historia social a lo que se llamaría “historia científica”: se entabló el debate sobre teoría, metodología y conocimiento histórico,  buscando un camino para alejarse del positivismo.

Los debates de los años 70 introdujeron una historia revisionista en los análisis históricos y de la historia de la educación como guerras de teoría y de conocimiento.

El autor señala que se trata no tanto de “guerras del conocimiento” cuanto de “guerras culturales” que “implican una serie de valores estéticos, morales, de clase y de género en los que la cultura es un vehículo  principal para escudriñar los problemas no resueltos de los que algunos llaman “modernidad tardía” o “posmodernidad”. En efecto, hay una búsqueda de “liberación” (proyecto moderno), pero no a través de las historias maestras, sino a través del papel del lenguaje y de los relatos localizados (modernidad tardía).

Los autores señalan deberle a Foucault una nueva forma de leer la historia de las ideas hasta al punto que podría denominarse una “antihistoria”: la Metahistoria de White (1999) y la Pedagogica Histórica de Cohen (1999) introdujeron una revisión de la historia de la educación. (Popkewitz, 2007; pág. 23). Aquí es donde entra la noción de conocimiento pues uno de los temas de estas revisiones fue el asunto de la  “regulación social” (Popkewitz, 2007 Pág. 23).

Habría en la escuela efecto de diferenciación social  por obra del conocimiento de modo que canalizarían a los ricos por el mundo de la opulencia y del liderazgo y a los pobres por el lado de la subordinación económica.

Sin embargo habría una forma de matizar esta afirmación  pues la escuela no sólo sirve para  reproducir la cultura existente y es ingenuo creer que los pobres se limitan a dejarse moldear según la imagen que proponga la élite política.

No obstante no se puede negar que “la regulación se relaciona con una noción represiva del poder, como por ejemplo, cómo diferencia el curriculum de acuerdo con unas estructuras o “inconscientes históricos a priori, cuya consecuencia es la de producir ventajas y desventajas en la sociedad” (Popkewitz, 2007 Pág. 25). Se Explora la desigualdad a través de conceptos de clase, raza y genero. Hay también unas condiciones de posibilidad de transformación de esta situación con los conceptos de “voz y resistencia” en cuanto que se posicionan frente a las fuerzas predefinidas de dominación (cf. Popkewitz, 2007 Pág. 23).

Una estrategia ofrecida por los autores es precisamente la “genealogía” a partir de los planteamientos de Nietzsche y Foucault. “En cierta medida, la genealogía es una forma de considerar cómo cambian los sistema de razón con el tiempo como práctica cultural.  Lo fundamental es cómo se constituyen los problemas de la vida social e individual y cómo cambian para dar como resultado las condiciones en que vivimos” (Popkewitz, 2007 Pág. 36). La genealogía no sería un método para hacer historia sino un esfuerzo por encontrar la historia allí donde estuviere. Esto es lo que hace de la historia cultural, una historia del presente (Foucault, N. Elias, Varela), se trata de considerar la “interrelación de procesos materiales y simbólicos que atraviesan la formación de conocimiento y que sacan a la luz sus funciones sociales en su desarrollo institucional” (Popkewitz, 2007 Pág. 36).


DEL HISTORICISMO A LA HISTORIA CULTURAL EN EDUCACIÓN:

Las narrativas son consideradas por estos autores más allá de la transparencia racional del lenguaje y más bien como “un ámbito en el que adquiere forma el significado en que los individuos se conectan con el mundo público y social  en el que, en consecuencia, se hace posible el cambio” (Popkewitz, 2007 Pág. 47). En este orden de ideas los autores han buscando resaltar los siguientes puntos:

1.      El conocimiento no es un vehículo transparente de información, por eso es necesario diferentes trayectorias para integrar la teoría social; es necesario diferentes historiografías y diferentes formas de pensar la cultura.
2.      Una historia cultural es una historia del presente. “se trata de una excavación de las cambiantes formaciones de conocimiento a lo largo del tiempo.
3.      Se trata de ir más allá de las disciplinas, es más de disolver las fronteras disciplinarias.
4.      El conocimiento va más allá de la representación del mundo: es un campo estratégico para ofrecer posibilidades y alternativas de cambio. De esta manera parecería aportar a disolver la dualidad teoría/práctica.
5.      El libro adopta diferentes enfoques de la historia cultural: pueden haber proyectos coincidentes, pero también caminos “nuevos”.
6.      Otra dualidad a la que los autores apuntan superar es la dualidad libertad/represión: más bien una se encontraría distribuida en la otra; la una implica la otra.
7.      Finalmente los autores apuntan a un cambio en la educación que consistiría en reconfigurar las reglas de verdad. Aquí finalmente los autores también parecen superar la dualidad conocimiento/práctica: es importante, afirman, tener en cuenta, que “la reconfiguración social e histórica siempre va incorporada en los campos de las prácticas y nunca es exterior a ellas” (Popkewitz, 2007 Pág. 48)

Me llama la atención de los autores la forman en que bordean métodos distintos y hasta contradictorias, ¿se mueven entre la dialéctica y la genealogía? ¿Recurren a una teoría crítica (que posibilitan el cambio/transformación) hasta que se les agota y, entonces, recurren a Foucault para resolver el determinismo en que pueden caer las primeras? ¿Recurren a Foucault porque este autor facilita la posibilidad de una crítica del presente (los relatos localizados) colocándose más acá de la historia, pero se separan de él para proponer los elementos de transformación ( a lo que no apunta Foucault). Es propio de los autores la acogida de amplitud de enfoques, pero ¿hasta que punto dispersa el rigor? Esto nos llevaría a adentrarnos en los capítulos.


[1] Thomas Popkewitz es profesor en la Escuela de Educación de la Universidad de Wisconsin, en Madison, Estados Unidos. Hizo su doctorado en Educación en la Universidad de Nueva York y es especialista en teoría del cambio y reforma de los sistemas educativos, formación docente y educación comparada. Ha publicado ocho libros y cientos de artículos en revistas académicas de todo el mundo. A partir de sus investigaciones actuales sobre el cosmopolitismo y los impactos de la globalización en la educación, escribió su último libro, todavía no traducido al español

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